domingo, 27 de noviembre de 2016

Una visita inesperada

Por Melina Santillán

Esta historia comienza con un cachorrito abandonado, solo, triste y perdido. Era primavera cuando la familia González decidió tomarse unas vacaciones en el lago. Era tanta la alegría que tenían que se olvidaron de su perrito, Boonie.
La primer noche pasó solo, a pesar de estar triste y decepcionado, no estuvo tan mal. La segunda, lamentablemente, no le fue tan bien. Esa noche había una fuerte tormenta y Boonie le tenía mucho miedo a los ruidos de truenos. No sabía qué hacer: esconderse debajo de la cama o irse al baño.
La siguiente noche, entró por la ventana un conejo muy asustado también, y muy hambriento. Boonie no se quería acercar a él; ninguno de los dos quería hacerlo. Pasó un rato y el conejo, por buscar una salida se cayó por la rejilla del baño… casi se ahoga. En el momento en que Boonie escuchó el chillido fue a ver qué pasaba y cuando lo vio no dudo en acercarse y ayudarlo a salir.
Después de eso, empezaron a tener más confianza entre ellos y comenzaron a ayudarse el uno al otro. Encontraron comida y se acurrucaron en un rincón, calentitos y haciéndose compañía. Así, el ruido de los truenos ya no era tan tenebroso.

Cuando la familia volvió los encontró, y les pareció muy raro y dulce a la vez, tanto que decidieron adoptar a ese conejo como su mascota.

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