No sé si todo fue un sueño o fue realidad. Pero
el miedo sé que estuvo en mi cuerpo despertándome toda transpirada y temblando.
Creía que era una pesadilla, pero al ver mis pies llenos de barro me di cuenta
que no había sido un sueño. Me levanté y caminé hacia el baño, levanté mi
rostro, miré hacia el espejo y todos los recuerdos vinieron a mi mente.
Estaba caminando por el campo cuando llegaba
el atardecer y escuchaba un ruido raro entre el trigal. Por un segundo pensaba
en irme, pero la curiosidad de saber qué era me llevó hacia ese lugar. Caminé
entre el trigo y el ruido se sentía cada vez más cerca.
Cuando llegué sólo había una sombre negra y
solitaria frente a mí, pero no me había dado cuenta de que se hacía de noche y se ponía
muy frío. Mientras miraba a mí alrededor, la sombra había desaparecido sin dejar rastro. Caminé durante un rato
esperando poder salir y sentía que me estaban persiguiendo. Miré hacia atrás y
no había nada, así que me dio un poco de miedo. Empecé a correr para poder
salir pero ese sembrado parecía no tener fin. Cansada y sin aliento, me acosté
un rato en la tierra; no quería dormir por las dudas que apareciera y me hiciera algo, pero de a poco fui
cerrando mis ojos hasta quedar dormida.
No sé cuánto tiempo dormí, pero seguía siendo
de noche. Me levanté y me saqué las zapatillas porque me habían sacado muchas
ampollas. Descalza, comencé de nuevo a caminar y me preguntaba -¿por qué sigue
oscuro? ¿Cuándo saldrá el sol?-.
-sólo quiero ir a mi casa- estas palabras decía
mientras caminaba y de la nada apareció el ruido. Tenía miedo y no sabía que podría
hacerme la sombra. Comencé a correr y el animal se acercaba más, hasta que paré,
cerré los ojos y me tapé los oídos. Asustada, sin saber qué hacer, así como
estaba comencé a caminar despacio pero me tropecé y caí al suelo. Miré hacia atrás
y en el suelo había una madera; quise levantarla pero no podía, era como si
estuviera pegada a la tierra.
Con las pocas fuerzas que tenía di un último
esfuerzo y pude levantarla. Cuando lo hice apareció una luz. Parecía que era
como una puerta hacia otro lugar y vi que era mi última oportunidad para volver
a casa. Al cruzar creí que todo acabaría,
el sol estaba radiante pero seguía habiendo trigo. No perdí la esperanza y comencé
a caminar. Luego de un rato, apareció el ruido y recordé que había dejado la
madera levantada así que empecé a caminar más rápido, gire para saber si seguía
persiguiéndome y no estaba, Cuando volví a dar la vuelta la sombra estaba
frente a mí, sabía que me miraba pero no hacía nada. Giró y comenzó a alejarse
dejando un camino con el ruido entre el trigo. Esta vez era yo la que perseguía
a la sombra y no ella a mí. Caminamos un rato largo pero comenzó a esconderse el
sol, como al principio. Mientras yo miraba el cielo, la sombra se detuvo miró
hacia la izquierda, mire hacia allí y vi la entrada por donde todo comenzó.
Emocionada salí corriendo sabiendo que todo terminaría. Miré hacia atrás y
aquella sombra se había ido. No sé por qué me ayudó, pero lo que si sé que
estaba muy agradecida. Llegue a mi casa exhausta, fui al baño, mire hacia el
espejo, levanté la cara y sonreí.
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