Estando la
oscuridad sola, se preguntaba qué hacía de malo o qué tenía que provocaba miedo
a la gente. Viendo a la luz se preguntaba también que tenía ella de especial. La
oscuridad, al escuchar a los niños y
adolescentes hablar mal de ella, se sentía triste y sola.
La luz noto esa tristeza
y soledad que tenía la oscuridad, así que decidió hacer algo para ayudarla. De
a poco, la luz empezó a convencer a la oscuridad y a la gente, que ella no tenía
intenciones de asustar y provocar miedo, pero ni la gente ni la oscuridad se
convencieron de eso.
Al pasar el tiempo,
la oscuridad fue entrando en confianza con la luz y le gustaba escuchar
historias que la luz le contaba, como por ejemplo la historia de cuando la luz
se iba y estaba todo oscuro, y la gente prendía velas y los niños jugaban con
las sombras. Después de tanto trabajo, la luz al fin pudo convencer a la
oscuridad que no era mala y que se podian hacer cosas divertidas en la ausencia
de la luz.
Pero ahora quedaba ¡convencer
a la gente! La luz para terminar con todo eso, decidió ausentarse por varias semanas
para que las personas se acostumbraran a la oscuridad y pudieran superar el
miedo y la idea de verla como algo malo. A la gente no le quedó otro que
acostumbrarse a la ausencia de la luz. Después de un mes, la luz decidió regresar.
Al volver la luz, la gente se dio cuenta que nada malo había pasado en la
oscuridad, y que ella no era desagradable. La oscuridad termino muy agradecida
con la luz porque sin ella no podría haber superado su propio rechazo y el de la gente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario