domingo, 27 de noviembre de 2016

Carolina y su miedo a quedarse sola

Por Micaela Gómez

Todo comenzó con Carolina y su miedo de quedase sola en su casa. Ella es una adolescente de 16 años a la que su hermano mayor, Matías, siempre la asusto con ruidos de fantasmas y de ladrones.
Esa noche, como tantas otras, mi amiga Caro, para no tener tanto miedo, nos invitó a ir a escuchar música en su casa. Mis amigas, Carolina y yo jugábamos a las escondidas, jugábamos a la atrapadita y cuando nos aburrimos Sabrina tuvo una idea fuera de nuestros juegos comunes, y ya que estábamos aburridas de lo mismo mis amigas le dieron el sí. Por mi parte, ésta había sido la peor idea de Sabrina en años.
Las chicas se pusieron a correr la mesa, las sillas y el televisor, Julieta puso una manta negra que saco de una caja que Sabrina había llevado a casa de Caro y olía a quemado. Cuando abrió la caja afuera se empezó a sentir el viento soplar más fuerte, la luces comenzaron a palpitar y las puertas viejas de la casa de Carolina comenzaron a cerrarse. De pronto la puerta se abrió, un fuerte viento sopló y las luces se apagaron, Sabrina saco unas velas de esa misma caja, qué eran amarillas y que parecían brillar. Las sopló y mágicamente se encendieron. Todas quedamos asombradas. En ese momento descubrimos que algo con Sabrina no estaba bien. Puso las velas sobre un tablero que tenía todo el abecedario y de un lado decía “Si” y del otro lado “No”.
Carolina obviamente empezó a asustarse. Nos sentamos todas en ronda y empezamos a hacer peguntas ¿Hay algún espiritad con nosotras? El tablero se movió hacia el sí y Carolina grito del susto. Sabrina nos prohibió movernos y dijo que los espíritus se enojarían. A Carolina mucho no le importo, se levantó y se fue. Un fuerte viento abrió las ventanas y las velas se apagaron. Sabrina sonrió y dio un paso hacia atrás y nos dijo: -yo se lo advertí-. De pronto se abrió un agujero en el piso del mismo color oscuro que la manta y caímos todas excepto Sabrina.
Desde entonces mis amigas y yo vivimos atrapadas entre las paredes de la casa vieja de Caro y resulta que no somos las únicas. Hay más personas atrapadas aquí; él abuelo de Caro es una de ellas. Él dice que le advirtió a ella de esto desde muy pequeña.

Sabrina, aunque luce como una adolescente normal, es la abuela  postiza de Carolina, qué tiene un profundo odio hacia su familia porque el abuelo de Caro jamás la quiso. Desde hace años la bruja Sabrina, atrapa a todos los que van a casa de Carolina por odio.

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