Por Aguilar Brisa
Es gracioso el hecho de ver a una
persona que le de miedo el miedo, es decir el miedo a ser débil. A todos en algún
momento nos llega ese día, ese momento, ese minuto, ese segundo; en el que
necesitamos ser débiles. No siempre se puede ser fuerte, porque la vida a veces
te pone en situaciones demasiado difíciles, injustas o hasta tristes. Tal vez
al dolor del momento lo guardamos, pero... acumular tantas injusticias y
tristezas dentro de uno no es bueno, y necesitamos soltar eso. Porque al fin y
al cabo nadie es culpable por ser débil o tener su momento de debilidad.
Ese día, ese momento, creo que jamás
me lo voy a olvidar. Un día como cualquiera, llegué a casa feliz por tener
buenas notas y agradecida por la familia que me había tocado. Pero ese día, ese
momento se me vino el mundo abajo, al ver como mi propia madre metía en la
familia un hombre que no era mi padre. Creo que, por no desearle el mal a nadie
de mi familia, me guarde esa situación horrible adentro durante años, además jamás
me gusto mostrarme débil frente a ellos.
Pero un día empezaron a
señalarme, a decir que la causa de los males de la familia era yo, fue ahí
cuando me permití ser débil, explotar y largar todo. Ese día mi mamá dejo de
ser mi luz, la que me guiaba, mi confidente. Con esa decepción me destruyo a mí
y a toda mi familia. Empecé a decir todo lo que pensaba, a no quedarme callada,
a preguntar todo, que hacía, a donde iba, con quien iba. Y aunque al principio
me trato de mentirosa por contar sus cosas, sin importarme, seguí adelante.
Un día volviendo del cole llegue
a casa y como de costumbre iba a sentarme a jugar en la compu; pero no, porque
fue entonces que descubrí ese mensaje que decía donde y cuando se iba a
encontrar con aquel hombre. Hice como si nada pasara y justo cuando salió a ese
encuentro con la excusa de "ir a comprar" la seguí, y me di con que
el hombre con el que se encontraba no era mi padre, sino un extraño.
Ver eso me destruyó tanto que le
dije a ella que para mí, había muerto. Le pedí que terminara con todo eso, no
lo hizo. Le conté a mi padre y eso, lamentablemente, destruyo mi familia. Hace
unos días atrás vino a mí, a pedirme perdón, a aceptar que se había equivocado.
Por eso, a través de esta breve
historia, les digo que me parece gracioso el hecho de que una persona tenga
miedo a ser débil. Ese día me permití ser débil y tener mi momento de
debilidad. Porque al fin y al cabo TODOS tenemos nuestro momento de debilidad.
"Sentir dolor no es ser débil,
aferrarse al dolor es inútil. Afrontar la situación, esa es la clave."
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