Era un día normal,
Cristian estaba sentado en clases mientras veía pasar las horas, faltaban tan
solo 10 minutos para salir de esa prisión llamada escuela. Mientras hacia su
tarea, algo llamo su atención.
Sentado al lado de
la ventana miro hacia el patio y en el césped vio algo que parecía ser un papel
bastante llamativo, al salir de clases rápidamente corrió hacia el lugar y alzó
la hoja, que en realidad era una fotografía.
Miro la foto y sonrió.
Tenía la imagen de la chica más bella que había visto en su vida. Ella llevaba
puesto un vestido con medias y zapatitos rojos, y su mano formaba el número
dos.
Cristian no paro de
pensar en esa joven que ya lo había cautivado, tuvo los deseos de conocerla así
que al día siguiente pregunto en toda su secundaria, a cada chico y chica si conocían
a la chica de la foto, pero en todos los casos obtuvo simplemente un
"no". Cristian estaba devastado.
Al llegar a su casa
le pregunto a su hermana si conocía a aquella chica pero lamentablemente obtuvo
la misma respuesta que antes: No.
El joven se quedó
casi toda la noche haciendo un trabajo para el día siguiente y cuando lo
termino se dispuso a dormir, miro su reloj y marcaban la 1 de la mañana. Como
nueva costumbre miró antes de dormirse la foto y se durmió.
Era de madrugada
cuando Cristian se despertó al escuchar golpes en su ventana, eran como golpes
hechos con las uñas, se asustó. Después de los golpes escucho una risita propia
de una chica. Vio una sombra cerca de su ventana, así que Cristian salto de su
cama y rápidamente se dirigió a la ventana, mientras se acercaba escucho la
risita una vez más, al llegar y asomarse ya no había nadie.
Al día siguiente,
pregunto a los vecinos de su cuadra sobre la chica de la foto, quien le dieron
otra vez una respuesta negativa. Inclusive cuando su mamá llego de trabajar él
le pregunto si conocía a aquella misteriosa joven, y le respondió que no. Esa
noche deprimido por no poder encontrar a esa joven Cristian lloró hasta
quedarse dormido. Como la noche pasada se volvieron a escuchar risitas y
golpecitos, el joven se armó de valor, salió afuera y comenzó a seguir a la
risa. Cruzó la calle y un auto a toda velocidad lo atropello, Cristian murió en
el acto con la foto en su mano.
El conductor
asustado salió del auto e intento a ayudar a Cristian pero ya era demasiado
tarde. Vio la foto en la mano del cadáver y la agarró. El hombre observó a una
hermosa joven levantando tres dedos.
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