En las afueras de
la ciudad de Oregón se encontraba un pequeño mar que contenía únicamente peces
de raras características: dientes
puntiagudos, escamas de extraño color negro, y ojudos, lo que hacía a este pez poco
deseado para la pesca.
Cierto día llega un
pescador al lugar, tira su caña pero no tiene suerte; la tira nuevamente y lo
que sacó lo impactó. Era un pez raro, difícil de describir, con escamas
totalmente blancas, muy distinto a los demás. El pescador tomó al pez, lo llevó
a su hogar y lo nombró Pira, ya que parecía una piraña.
Al no conocer el
pez decide llevarlo a un veterinario especialista en animales exóticos, quien
al verlo se sorprendió y le dijo que era un pez único en su especie ya que se
suponía que estaban extintos hace cien años.
-Es imposible que
usted se quede con él ya que necesita vivir en un espacio más abierto- dice el
veterinario, pero el pescador decidió dejárselo.
Los meses pasan y
el pescador se "encariñaba" cada vez más con Pira. Pero Pira no se
encontraba en buenas condiciones. El
pescador se dio cuenta que haberlo tenido en una pecera no había sido una buena
idea, por lo que a la mañana siguiente decidió devolverlo a su hogar, donde
estaría más cómodo.
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