Por Ismael Gaido
Había una vez
un chico llamado Paolo Guerrero que solía jugar al fútbol con sus amigos en el barrio. Era un buen
jugador y le hubiese gustado mucho estar en un club, pero su familia no tenía suficiente
dinero para anotarlo.
Entonces
un día un
entrenador llamado Pep Guardiola, vino a visitar a la familia Guerrero, vio que
él era un
excelente jugador y llegaron a un acuerdo muy favorable. Se emocionó mucho
cuando el entrenador le dijo que lo quería para su equipo Real Madrid. Paolo lloró de alegría. Al
siguiente día
viajaron a España y
empezó a
entrenar duro. A él le costaba pero cada día iba
mejorando y así se
convirtió en un
profesional del fútbol.
Paolo logró su sueño y
llego a primera división, le
pagaban mucho dinero y él pensó que con
eso podía ayudar
a su familia.
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