Por Juan Castro
Hace ya un tiempo en la
ciudad de Córdoba había un hombre llamado José, que al terminar el colegio se
fue a vivir sólo a una casa en barrio San Vicente. José era un chico muy
irresponsable y no le gustaba trabajar, ni hacer sus deberes y vivía a cuestas
de sus padres. Al pasar el tiempo en la casa se notaba que había cosas raras,
se oían ruidos extraños, las cosas se movían de lugar y varias cosas inusuales
más. José creía que era producto de las drogas, ya que él consumía drogas y tenía
plantaciones de marihuana en su casa.
Una noche el hizo una fiesta
en su casa a la cual asistieron unas cien personas, en esa fiesta hubo mucho
descontrol, droga y alcohol. Hubo unas siete personas que entraron al sótano y
luego no aparecieron más. Al terminar la fiesta ellos seguían sin aparecer y
José no podía buscar a nadie. Al día siguiente empezó a salir mal olor del
sótano, al entrar allí José se dio con que esas siete personas que habían
desaparecido estaban muertas. Habían sido descuartizadas y no había señal de
sus muertes. Inmediatamente llamó a la policía.
Luego de mucho investigar no
encontraron rastro de un homicidio. Al pasar los meses, en la casa seguían
pasando cosas raras y llegó un momento en el que se dio cuenta de que lo que
pasaba era algo "sobrenatural" y no a causa de las drogas. Por eso
fue que llamó a un cura quien le dijo que la casa estaba embrujada y había un
espíritu, y que a él no le hacía nada porque fue alguien muy importante en el
pasado y no le podía hacer nada, pero a los jóvenes que había matado en la
fiesta era porque habían invadido "su territorio".
José ya se había vuelto
medio loco y hasta podía hablar con el espíritu, y seguía organizando fiestas
para que el espíritu se pudiera alimentar de las personas. Todo esto parecía
muy extraño para la justicia porque no encontraban ni un solo rastro de las
personas que morían. Al pasar el tiempo el espíritu se adueñó del cuerpo de
José y le controlaba la mente, parecía un "zombi". Así fue
como José mató a su padre, a su madre y a sus dos hermanos. Cuando la policía
lo apreso él se volvió aún más loco y hasta mataba a sus compañeros de prisión.
Cuando los policías se dieron cuenta de que estaba verdaderamente loco lo encerraron
en un manicomio y llamarón a un exorcista, porque esto era algo
"sobrenatural", para ver si podía liberar a José del espíritu. Cuando
logro sacar el espíritu de su cuerpo y José se dio cuenta de lo que había hecho
se incendió dentro de la casa, y está ardió en llamas hasta no quedar nada.
En la actualidad el terreno está
abandonado y funciona como basural y se dice que por la noche se escuchan los
gritos de José.
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